Saúl Craviotto (Lleida, 39 años) es uno de los emblemas del deporte olímpico español. Sus cinco medallas (dos oros, dos platas y un bronce) le colocan en lo más alto del pedestal de los Juegos empatado con el también piragüista David Cal. El agente de policía de 192 centímetros y brazos de superhéroe charla con AS en un evento de Bridgestone, patrocinador olímpico mundial, en la sede del COE.
-Llega París y el K4 de Craviotto, Arévalo, Cooper y Germade, plata en Tokio, no se toca. Un equipo que se conoce con la mirada.
-Pues sí, la verdad. Llevamos juntos ya mucho tiempo, desde el inicio del ciclo olímpico anterior. Somos una familia, casi como hermanos ya. De hecho los veo más que a mi mujer (risas). Nos conocemos a la perfección.
-¿Y qué tiene de especial este cuarteto?
-Todos tenemos una labor similar. Los cuatro metemos fuerza, pero cada uno tiene sus capacidades singulares. Por ejemplo Carlos (Arévalo) es muy rápido; Rodrigo (Germade), muy resistente, Marcus (Cooper) es un competidor nato... Todos vamos en la misma dirección pero cada uno tiene su cualidad especial. Además compartimos la actitud y el querer dar lo mejor de cada uno para el fin común. Esto más la suma de las capacidades individuales es lo que está haciendo de este cuarteto algo tan especial.
-Acostumbrados a los éxitos, llegó el séptimo en los Mundiales de 2023. ¿Fue un toque de atención que ha servido de mecha para preparar París?
-A veces va bien zarandear un poco el árbol. Algún mal resultado, y a poder ser que no sea en unos Juegos, te hace sacar de nuevo tu mejor versión. Cuando algo sale mal, analizas más todo y eso sirve para el deporte y para la vida. El año pasado fallamos, pero dentro de eso nos clasificamos para los Juegos así que más o menos lo solucionamos. Este año en la Copa del Mundo hemos quedado terceros y eso significa que estamos otra vez en la pomada. La puesta a punto es muy buena y los entrenamientos están yendo muy bien. Sabemos lo que es ganar, pero también lo que es perder. Todos los candidatos están muy cerca los unos de los otros, a solo palmos. El esfuerzo marca la diferencia. Eso sí, en París hay que ir a por el oro, no hay más. Tenemos confianza y hemos mejorado cosas que había que mejorar.
“A veces va bien zarandear el árbol y algún mal resultado te hace sacar tu mejor versión”
-Ambición y todo en orden... ¿y los nervios? Porque además venimos de Tokio, sin público.
-Estoy bastante tranquilo, me pongo nervioso cuando se habla mucho de los Juegos porque mi cuerpo, mi corazón y mi mente se dan cuenta de lo que viene. Sueño con la medalla de París, será un evento mágico. Son mis quintos Juegos, estará mi familia, mi mujer, mis hijas, mis padres... y por eso sería mi medalla más especial. Va a estar a tope la grada y estoy feliz por poder vivir unos Juegos así.
-Muchos deportistas usan la visualización previa, el coaching anticipa situaciones para estar preparado cuando llegan. ¿Es un arma que puede ayudar a la salud mental?
-Tener una salud mental saneada es clave para mantener todo en orden, pero no sólo en el deporte. Lo importante es dar el máximo, pero es esencial saber gestionar lo que ocurre. También para ser felices y hacer que tengamos carreras duraderas y exitosas. Estar bien y disfrutar porque si una de las patas cojea la mesa y se cae. Sobre la anticipación yo en mi caso entreno en Asturias, rodeado de naturaleza, todo muy solitario. Puedo automatizar técnica y táctica, el tema físico, pero simular una final olímpica no lo podré hacer jamás. Estás rodeado de cámaras, te juegas el trabajo de cuatro años, becas, patrocinadores... Nadie te prepara para una final olímpica.
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-Después del anterior ciclo en el que se vivió un proceso de selección con polémica, imagino que se agradece la tranquilidad...
-Los problemas en cualquier faceta de la vida son normales. Hay diferentes personalidades, las cosas fluyen como fluyen y cuando hay más personas para un número de puestos, pues hay gente que se queda fuera. Y lo llevan mejor o peor. Son cosas que suceden. La realidad es que este ciclo está siendo bastante bueno, con tranquilidad y un feeling increíble. Al margen de que haya resultados o no, para el día a día es salud y se lleva mucho mejor.
-Al final no estará en ninguno de los K2 500. ¿Cómo fue la decisión?
-Ha sido un poco de todos. Hemos estado probando todas las combinaciones agitando a los cinco (ríe) a ver qué salía y la verdad es que yo siempre lo he dije con la boca pequeña. Mi intención es estar centrado en el K4 y en cuanto se tomó la decisión y me quedé fuera no le di vueltas ni medio segundo. Estoy feliz del proyecto, centrado en el K4 y con la firme idea de aportar todo lo que pueda.
-Hoy se conocerá oficialmente que el abanderado masculino será Marcus Cooper. Usted lo fue en Tokio, ¿qué consejo le daría?
-Que disfrute de ese momento mágico e inolvidable. Y que cuando porte la bandera mire hacia atrás para ver la cara de los integrantes de la expedición española. Que vea a todos los deportistas con esos ojos de emoción, que va a flipar. Eso no se le va a olvidar en la vida.
“A Marcus le diría que cuando porte la bandera mire hacia atrás. Va a flipar con los ojos de emoción de los deportistas españoles”
-En noviembre cumplirá 40 años. ¿Qué diferencia a este Craviotto del que se estrenó en Pekín 2008?
-Tengo más bagaje. He aprendido a manejar mejor según qué situaciones, a conocerme más a mí mismo, a ver las cosas con más perspectiva. Lo bueno de tener experiencia es que te enseña a este tipo de cosas. Todo es un aprendizaje constante y por eso otra cosa que he aprendido es a bajar las expectativas, que no es bajar la ambición. Lo hago por la frustración, la gente se presiona en exceso, lo importante es dejarte la piel y luego llegará el resultado esperado o no. Y eso vale para todo: el deporte, el periodismo, los estudios, cualquier trabajo... La experiencia siempre es un plus y estoy disfrutando mucho de esta etapa.
-En París, el viento lateral apunta a ser molesto y puede ser clave. ¿Qué han ideado para mitigarlo?
-Los cambios tecnológicos al final son adaptarse a lo que te vas a encontrar que como dices posiblemente sea viento y por eso hemos puesto una quilla que están poniendo todos los países.
-La última, ¿qué cuenta de medallas hace para el piragüismo?
-Van a caer unas cuantas. Sinceramente, creo que tenemos un equipo bastante sólido que lo está demostrando: en masculino, femenino, canoas, aguas bravas... El piragüismo español va a dar mucho que hablar en París.
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